La misión IRIS utiliza un satélite que observa cómo el material solar se mueve, acumula energía y se calienta a medida que viaja a través de una región poco conocida de la atmósfera inferior del Sol. Los investigadores informaron de las primeras imágenes claras de nanochorros, llamas delgadas y brillantes que viajan perpendicularmente a las estructuras magnéticas de la atmósfera solar, en la corona, mediante un proceso que revela la existencia de uno de los candidatos potenciales al calentamiento coronal, las nanofulguraciones.
Para comprender por qué la atmósfera del Sol es mucho más caliente que la superficie y para ayudar a diferenciar entre una serie de teorías sobre las causas de este calentamiento, los investigadores recurren a la misión IRIS, que utiliza un espectrógrafo. IRIS fue calibrada con precisión utilizando un generador de imágenes de alta resolución para observar con detalle eventos específicos difíciles de detectar en el Sol. Las nanofulguraciones son pequeñas explosiones en el Sol, pero son difíciles de detectar.
Estas estructuras son muy rápidas y diminutas, lo que dificulta distinguirlas contra la brillante superficie solar. El 3 de abril de 2014, durante un evento conocido como lluvia coronal, en el que corrientes de plasma enfriado caen desde la corona hacia la superficie solar, asemejándose a una enorme cascada, los investigadores observaron brillantes chorros cerca del final del evento. Estos destellos reveladores son nanochorros, plasma caliente que viaja tan rápido que aparece en las imágenes como finas líneas brillantes dentro de los bucles magnéticos del Sol.
Los nanochorros se consideran una prueba irrefutable de la presencia de nanofulguraciones. Se cree que cada nanochorro se inicia mediante un proceso conocido como reconexión magnética, donde los campos magnéticos retorcidos se realinean explosivamente. Una reconexión puede desencadenar otra, creando una avalancha de nanochorros en la corona solar, un proceso que podría generar la energía que calienta la corona. Anteriormente el Observatorio de Dinámica Solar nos ofrecía vistas completas del Sol, ahora IRIS ve regiones del Sol en primer plano.
IRIS obtiene imágenes de alta resolución enfocando pequeñas porciones del Sol simutáneamente. Por lo tanto, observar eventos específicos es una combinación de intuición fundamentada y la observación en el lugar y momento adecuados. Una vez identificados los nanochorros en el contexto de la lluvia coronal, los investigadores coordinaron con el Observatorio de Dinámica Solar y el observatorio japonés Hinode para obtener una visión completa del Sol, confirmar la detección de nanochorros y evaluar sus efectos en la corona.
Los investigadores combinaron las numerosas observaciones con simulaciones avanzadas para recrear los eventos observados en el Sol. Los modelos mostraron que los nanochorros eran un indicador clave de la reconexión magnética y las nanofulguraciones, contribuyendo al calentamiento coronal en las simulaciones. Se requieren más estudios para determinar la frecuencia de los nanochorros y las nanofulguraciones en todo el Sol y la cantidad de energía que aportan al calentamiento de la corona solar. En el futuro, misiones como Solar Orbiter y Parker Solar Probe podrán proporcionar más detalles sobre los procesos que calientan la corona solar.
